El
Diccionario Arquitectura en Argentina puntualiza a Puerto Madero como “la
construcción de un ghetto para ricos” y “una imagen urbana perfecta para los
nuevos ideales de los poderosos de los noventa”. Sin embargo, la historia del
puerto con un gigantesco potencial turístico resguarda un área de 170 hectáreas
que permaneció desactivada durante los primeros años del siglo XX.
Se terminó de construir en 1897 con el
objetivo de conectar Europa y Argentina durante el auge del modelo
agroexportador. Pero, diez años después, el tráfico de mercancías y el
incremento en los movimientos de pasajeros lo superó en capacidad. En 1928, la apertura
del Puerto Nuevo, en la zona de Retiro, terminó de opacarlo. Así pasó a ser una
de las zonas más deterioradas de la ciudad, con sus depósitos abandonados y
enormes terrenos baldíos.
El 23 de noviembre de 1989 el Presidente de
la Nación, Carlos Saul Menem, decretó su urbanización. Nació la Corporación
Antiguo Puerto Madero (CAPM), sociedad constituida por el Estado y la
municipalidad de la ciudad de Buenos Aires.
Como explica el artículo -ganador del
Concurso de investigación histórica de la revista Todo es Historia- Vivir en el
Puerto Madero, por Franco Gonzalo Montesino, el patrimonio de la corporación se
integró por las tierras aportadas por el estado y la realización del plan de
urbanización, por parte de la municipalidad.
“Puerto Madero es la obra más grande con
vistas al tercer milenio y será un barrio de excelencia, acorde con los
requerimientos del hombre de nuestra sociedad”, definió Favid Jorge Casas,
presidente de la CAPM, en la inauguración oficial del barrio.
A principios del año 2000 nació la
Asociación de Vecinos del barrio, una iniciativa para tratar diversas
problemáticas, principalmente vinculadas a los residuos de los restaurantes del
sector.
Las primeras construcciones comenzaron en el
sector oeste y ya en el Censo de 2001 se constataron 400 residentes estables.
Hacia 2005, existía una población de 5600 personas y en 2008 ascendió a 8000.
La totalidad de las calles rinden culto a
las mujeres argentinas desde 1995. A este reconocimiento se le sumó, tres años
más tarde, la creación del Puente de la Mujer y el parque Mujeres Argentinas.
“Lo primero que me llamó la atención del
puerto fueron los bares y restaurantes” asintió Sebastian Palasser (34 años),
turista austríaco que vive desde hace cuatro meses sobre la avenida Ingeniero
Huergo. “Estaba enterado de que eran un clásico gastronómico porteño, pero me
encantó la gente y el ritmo que viven”, agregó. Y concluyó que: “Acá las noches
permiten a la juventud salir y reunirse a conversar del presente y más aún del
futuro”.
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